Algunos grupos de fanáticos comienzan a abandonar las calles, acompañando a sus equipos de regreso, o por lo menos, guardan su apasionamiento en el morral con las banderas y disfraces transformándose en observadores. Los más felices ya casi no tienen voz por entonar los cánticos en calles, plazas y estadios. Sobreviven los fuertes cuando la fiesta apenas comienza a ponerse buena.
Los octavos de final encienden aún más las pasiones. Se dice que ahora es cuando comienza el verdadero mundial y realmente en una retrospección mental , parece que no recordamos mucho los partidos de primera fase de los mundiales como las etapas decisivas. ¿ Siguen los que juegan mejor fútbol ? probablemente no, pero el mundial es otra cosa, es relampagueante como un estornudo, no hay tiempo para errores y cuenta el físico, el talento individual y también la suerte.
La dependencia de las selecciones de su figura clave, no puede ser más elocuente en el caso de Argentina con Messi y Portugal con Cristiano. Ambos tendrán que ver el resto del mundial desde sus lujosas vacaciones, consolándose en sus familiares luego de perder un tren importante hacia la gloria y arrastrando a sus selecciones que dejaron en ellos toda la carga para seguir adelante cuando, después de todo, el fútbol sigue siendo un deporte de equipo. Probablemente acudan a la cita de Catar, pero Rusia era el gran momento, para el portugués su excelente estado de forma este año y como llegó arrasando en el mundial y para Lio el chance de igualarse con los inmortales del fútbol. El problema de la pulga es que para ser “Rey” como Pelé , Maradona o Zidanne, debe ganarse la corona.
Afortunadamente aparecen otras majestades en el panorama para engalanar el evento. Kylian Mbappé brilló como nunca en la clasificación de Francia a cuartos de final, recién salido de la adolescencia, no sólo se convirtió en el jugador más joven después de Pelé en anotar dos goles en un partido del mundial sino ha aportado, velocidad, penetración, empuje y goles a la ofensiva gala.
También lo ha hecho Edinson Cavani, determinante en la clasificación de Uruguay frente a Portugal. Es impresionante el entendimiento en la delantera con Luis Suárez, ambos se hacen pases de cuarenta metros sin mirarse y en una dupla de lujo son capaces de romper cualquier defensa. Los charrúas demuestran una vez más que son la raza más luchadora en el campo, peleando cada milímetro de la grama y luchando cada balón como el último de sus vidas.
Vendrán cruces de partidos fantásticos, sin desperdicio, ahora se afinan y estrechan las llaves y el fútbol aparece en su máxima expresión universal.